Por fin un finde de aventura, copan.
Viernes 28. Nos levantamos decididos a liquidar el último día de la semana laboral y a salir a disfrutar del finde en las ruinas mayas de Copan (al norte de Honduras y un par de horas de viaje).
Compramos comida para llevar y subimos al bus para devorarla allí. Primera sorpresa del día: Empieza un tío a dar voces pasillo arriba, pasillo abajo… (Que nadie se asuste). Era un predicador evangélico. El hombre era todo un showman. Eso si, después del sermón como todo religioso que se precie: A PEDIR DINERO. (AMEN)
A la llegada a Copan Ruinas (Pueblo), a buscar alojamiento. Después de preguntar en 4 sitios, decidimos quedarnos en el último. Una habitación doble muy sencilla por doscientos lempiras cada noche (8 EU a pagar entre 3). Damos una vuelta por el pueblo, a conocer a los lugareños. Se va la luz un par de horas. Cenamos. Un par de cervezas y a dormir.
El sábado madrugamos con la ilusión de unos niños de 10 años que salen de excursión con el colegio (como nuestro viaje a Toledo de 8º EGB). Llegamos a las ruinas los primeros y nos empotramos en un grupo de universitarios para compartir guía. Si os interesa algo más de este lugar declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO
Por la noche, nos atizamos el primer ron desde que llegamos a Honduras: un Flor de caña de 5 años. Siendo de los más normales de aquí, estaba muy bueno. Pero mejor empezar por lo malo para llegar al Zacapa 23 años para Diciembre. El segundo ron nos lo echamos en el lugar de moda: un restaurante-karaoke-disco. Allí intentamos iniciarnos en el difícil arte del baile de reaggeton, pero sorpresa la nuestra cuando al bajar a la disco nos encontramos allí a toda la chiquillería del pueblo. Así pues decidimos posponer nuestros sensuales movimientos de cadera para otra ocasión.
A las 11 nos volvimos para casa que teníamos toque de queda a esa misma hora y por 5 minutos casi nos toca dormir al raso.
Y por fin, llego el Domingo, sin duda el mejor día del finde. Para aprovecharlo Javi nos levanto a las 5.25, gracias a él pudimos agarrar (no coger, porque aquí coger es lo que allí sería… bueno eso. Pensar mal y acertareis) el bus (furgoneta) hacia Aguas Calientes.
Una hora de camino, en el que recogimos a varios viejos agricultores que iban temprano al cuidado de sus lejanas y altas tierras, nos llevó al balneario de Aguas Calientes. Una vez allí, despertamos a la familia que cuidaba el balneario, muy amables nos sirvieron un café y nos abrieron las puertas de un balneario natural dentro de la selva y que aprovechaba unas fuentes de agua caliente, bueno muy caliente, salía a 80º. Para el que halla dicho: aaaalaaaa exageraooo! No, no es mentira, ni he exagerado, lo que ocurre es que en el jacuzzi que te metías el agua que entraba era mezclada con otro manantial de agua fría.
Os describo un poco el sitio y luego si queréis podéis verlo en el álbum de fotos que he colgado. Bueno, pensándolo mejor mirar las fotos directamente porque no se ni como empezar a describirlo.
Bueno pues con tanto jacuzzi y sauna natural, pues que se nos paso la hora (cosa que no era difícil ya que el trío vamos sin reloj y sin móvil por Honduras). Pues nada, con más moral que el alcoyano, empezamos a desandar el camino. Mientras caminábamos entendía cada vez más lo que contaba Iván en su apasionante blog de su viaje por Marruecos.
Después de una hora subiendo cuestas, y sin ver ni un solo coche al que pedir jalón (= hacer auto stop), encontramos a un lugareño que estaba sentado encima de su saco de unos 25 Kg
Este hombre, muy tímido (como la mayoría de los/as hondureños/as), nos dijo que estaba esperando un bus. El bus no apareció y estuvimos allí de tertulia con los lugareños comiendo naranjas y esperando algún coche que pasará. Y pasó, al fin paso un 4x4, al que nos subimos el trío y el agricultor (que nadie se asuste que aquí lo de pedir jalón no es como en España, es algo muy normal porque la gente no tiene la “suerte” de tener 3 coches por
llevo al pueblo a tiempo de coger nuestro bus de regreso a SPS, con orador evangélico incluido, y con una banda sonora entre la que escuchamos a Julio Iglesias Jr. y a un famoso aquí José Luís
Perales cantando:
“…Y a su barco le llamó Libertad, y en el cielo descubrió gavioooOoOtas, y pintó, estelas en el mar…”